viernes, 20 de enero de 2012

2012.01.19 Madrugada en La Atalaya

Hola a todos:
ya acaba la semana, o lo que es mejor, ya empieza el fin de semana. Siguiendo la rutina que nos hemos impuesto, quedamos temprano para correr juntos, Marco y yo. Habíamos quedado con César y Emiliano, gemelos de Ciudad Real, ligados al balonmano y que también son aficionados al running. Nos encontramos a orillas de la Puerta de Toledo, icono de nuestra Ciudad, no había niebla y aunque las mínimas han subido ligeramente superábamos a duras penas los 0ºC.

Bien abrigados comenzamos la salida, zigzagueando por las calles hasta la universidad y desde allí saliendo a esa especie de vía verde que empezaron junto a la facultad de medicina. A diferencia del domingo, aquí hay que ponerse al día y a la vez mantener un ritmo vivo, estos hermanos pasan de cero a velocidad crucero con una facilidad que ponen de manifiesto que poco a poco me voy volviendo más "diesel". Sorprende que, a pesar de ser noche cerrada, Nano y César no llevan frontal. El camino de tierra está pisado y el firme es continuo pero no me la quiero jugar y, menos, teniendo mi frontal en el bolsillo. Marco debe Pensar lo mismo que yo respecto al camino porque respira aliviado cuando lo enciendo -me estaba planteando que los gemelos tienen visión infraroja-comenta sarcástico.
Cruzamos la carretera de la Atalaya y seguimos paralelos a la carretera de Toledo, ahora el camino está lleno de bañeras y me alegro de haberme echado el kit completo a la mochila. Iniciamos el ascenso al parque forestal y enganchamos con el carreterín que lo rodea hasta subir a los repetidores. La vegetación, debido al corte del carreterín al tráfico, está cerrandose y da la sensación de que vamos por un tunel lo que hace que la temperatura suba 2-3ºC, lo justo para que la sensación sea mucho más agradable - preparate para lo contrario a la vuelta! - me advierten mis compañeros. Iniciamos la subida al repetidor y no deja de sorprenderme que estos dos vengan por aquí a oscuras (os pongo un video con lo poco que se veía allí arriba)

Comenzamos la bajada disfrutando de las vistas de la ciudad (skyline para los más cool), no se a que se debe pero esos segundos, con las luces de la ciudad rodeadas de negrura, transmiten calma. Llegamos al chiringuito y reiniciamos la subida hacia los repetidores buscando volver sobre nuestros pasos. Ahora es bajada donde antes fue subida, no abandonamos la Atalaya en el mismo sitio que antes, si no que alargamos la bajada y salimos por el carreterín de los chalets. Se nota que estamos de vuelta, porque el ritmo ha subido, parece que ya vamos pensando en todo lo que nos queda por hacer hoy. Los cuatro coincidimos en que lo correr a estas horas tiene una cosa mala y otra buena: la mala es el madrugón y la buena es que empiezas el día con los deberes hechos.
Se ha acabado la salida, hemos disfrutado de 14,2 km pero acordamos alargarlo un poco la semana que viene. Esto pinta de que a medida que arreglen los días las salidas van a ser todavía más divertidas.

El viernes intentaré quedar con José Luis y así tendré una excusa el sábado cuando me dejen atrás los fieras de mis compañeros, jajajaja!!!.

Hasta la próxima.

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