martes, 23 de octubre de 2012

2012.09.27 Hoy he vuelto

Han pasado dos semanas y media. Parece que han sido 2 meses y medio. Igual que los 8 días de carrera se hiceron mucho más, los días sin ella se hacen largos y parace que nunca llegará el momento de afrontar otro reto.
Llegar de Alemania fue una paliza: levantarnos a las 5:30h de la mañana y llegar a casa a las 22:15h se hace duro, 5 horas y media de autobús, casi 3h en el aeropuerto con las maletas, 2horas y media de avión y luego llegar a casa.
Recuerdo como a pesar de estar todo el día dormitando aquí y allá, no sentí que empezaba a descansar hasta que no crucé el umbral de mi casa y sentí el abrazo de mi mujer y mis hijas. 12 días sin mis hijas, en una situación de batalla sicológica, te hacen ver lo importante que es tener a tu lado las referencias de tu vida, familia y creencias.
La semana posterior a la Transalpina ha sido de escasas sensaciones. Obligado a refugiarme en el trabajo para recuperar el tiempo perdido, la semana ha pasado con sensación de vacío. Como cuando un electrocardiograma está plano. A mitad de semana empezó a despertarse en mi un hambre atroz. Quería comer a todas horas y mi entorno favorecía esto (mi padre me acercaba cosas al trabajo, mi madre me invitaba a comer,...) parecía que mi alrededor era una unidad de cuidados intensivos camuflada en mi día a día.
Las ganas de hacer deporte seguían latentes. Un día, metido en la rutina, me obligo a correr a por un olvidado recado mientras la cajera empieza a pasar mi cesta de la compra por el escaner. Es una sensación rara. No estoy en los Alpes, no estoy solo, no hay pendientes, ni frío, ni sol, ni viento,.... pero llego a la caja con una esbozo de sonrisa en la cara. En el coche, de vuelta a casa, noto la mirada de mis piernas clavada en mi cara. Me hago el despistado y fingo no notar esta intimidatoria mirada, pero mi cabeza ha comenzado a funcionar. ¿Cuando volveré a correr? ¿Debo esperar más tiempo o esta agradable sensación es síntoma de que estoy bien?
Sigo en una burbuja que me aisla de lo sucedido 10 días atras. Comiendo, durmiendo y no haciendo más que un poco de gimnasio.
Me apunto a la media maratón de Puertollano y la corro muy tranquilo junto a Juanma y David (mis hermanos). Apenas he sudado y no me siento cansado aunque hayamos tardado 2h y 22min debido a unas molestias musculares de David.
No sé que pasa, es como si no tuviese sentimientos, como si fuese un tempano de hielo insensible a todo lo que semanas atrás llenaba mis sentidos.
No quiero obsesionarme y me repito continuamente que el tiempo todo lo cura.
Los días pasan y trato de volcarme con el trabajo y con la familia, los daños colaterales de mi preparación para la TransAlpine Run. Ya hace un mes que acabó la carrera y solo he salido a correr la media de Puertollano. Es domingo, hace sol, el otoño no quiere entrar y el viento mece los arboles tratando de arrancar las numerosas hojas que lo cubren, como un niño enrabietado por que no le dejan jugar con su juguete. Me visto de corto y troto hasta Las Casas, donde vamos a comer.
Las sensaciones se acumulan tímidas, al principio, en los poros de mi piel. Mi carrera es suave, quiero disfrutar esta soledad y estos momentos conmigo mismo. Mi mente quiere volar y subo la música para ahogar el ruido del tráfico y darle a mi interior un momento de intimidad. De repente el sol calienta mi cara, el aire ya no es una losa y resbala por mi estela mientras avanzo. La mirada se levanta, como un avión al despegar, buscando un horizonte, un desafío,.......una meta.
Dios, es increible! siento como una especie de droga va invadiendo mi cuerpo, que cada vez pesa menos. Las articulaciones van encontrando su ritmo y ya funcionan en perfecta armonía, sin molestias ni pereza. La música me posee, me acompasa, me anima, me acelera,... juega conmigo sin que yo oponga resistencia.
Acaba el camino, se ha hecho corto, pero soy feliz. Ha terminado la oscuridad, ahora sé que estoy vivo, que puedo volver a sentir. Ahora veo que puedo sentarme en el porche, balancearme en mi mecedora y disfrutar de la rutina. Puedo dejar de buscar cual podría ser mi próximo reto, el me buscará a mí.
Hoy he vuelto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario